Los lectores que a finales de los años 8o se quedaron esperando el quinto volumen de los Cuentos de Hoffmann (1776-1822) editados por Anaya (colección «Laurín») están de enhorabuena. Si en estos veinticinco años transcurridos no se les han enfriado los apetitos «hoffmanescos», ahora podrán completar su biblioteca con las tres últimas partes de Los hermanos de san Serapión, que entonces se quedaron sin salir. La edición aquella de Laurín tenía un aspecto un tanto infantil, que no casaba mucho con los cuentos del prusiano, pero en cambio ofrecía excelentes traducciones, sólida encuadernación y una letra más que generosa. No solo reproducía numerosas ilustraciones de época, sino que además tenía el indudable valor de recoger (aunque en letra menor) todos los diálogos de los cofrades de san Serapión, que aparecen intercalados entre las diferentes historias a modo de presentación o comentario y que habitualmente son eliminados en las ediciones más corrientes. Cualquiera que haya leído estos textos, en apariencia secundarios, reconocerá su enorme interés, y no solo porque bajo los seudónimos (Theodor, Lothar, Sylvester, Cyprian…) se ocultan escritores y amigos de Hoffmann, sino sobre todo por el importante acopio de opiniones literarias y artísticas que soportan.

Autorretrato de Hoffmann escribiendo, en una carta de 4 de marzo de 1814
La colección «Bibliotheca Avrea», de Cátedra, recoge ahora los cuatro volúmenes de la edición de Laurín, a los que se suman las tres últimas partes de los Serapions-Brüder, las que en aquel entonces -no obstante estar ya traducidas y listas para la imprenta- se quedaron en el tintero. Es verdad que algunos de estos cuentos finales ya habían sido publicados entonces por otras editoriales, o lo serían poco después (como La señorita de Scuderi, La suerte del jugador, El huésped inquietante, Signor Formica, Apariciones [Agafia], Vampirismo…), pero casi siempre eliminando los diálogos-marco, que ahora podremos leer en su integridad. Además -y esto es lo mejor-, la octava y última parte de los Serapions-Brüder nos brinda dos cuentos de Hoffmann inéditos en nuestro idioma, extensos y de gozosa lectura: La interrelación de las cosas y La prometida del Rey.
La interrelación de las cosas (1819) es un cuento que tiene como fondo la Guerra de la Independencia española. En el contexto de una frívola sociedad de condesas caprichosas y presidentes gotosos, fanáticos del baile, se relata una experiencia bélica en España. Una trama verdaderamente enrevesada, al gusto de Hoffmann, con gitanas que bailan al estilo de la Mignon de Goethe y nobles españoles en el exilio. Una pintura que Hoffmann (Lothar dixit) juzgó como muy realista y documentada, y donde aparece hasta el mismo Empecinado. Con La prometida del rey. Cuento ambientado en la naturaleza (1821) nos adentramos en el terreno de los cuentos de hadas, de los espíritus elementales de Gabalis y de los vegetales que cobran vida. A orillas del Meno, en un paraje idílico, el señor Dapsul von Zabelthau vive recluido en su vieja casa solariega, encaramado en lo más alto de un viejo torreón que le permite entregarse a sus anchas al estudio de las ciencias ocultas. Mientras tanto, su hija Ännchen se ocupa personalmente de la explotación de la finca, del cuidado de los animales y árboles frutales, aunque su mayor deleite lo constituye su plantel de hortalizas. Una nube, sin embargo, se cierne sobre tan risueño horizonte: los tiernos amores de Ännchen con el estudiante Amandus von Nebelstern van a verse comprometidos por la fastidiosa aparición de una estrambótica zanahoria de estirpe real, Daucus Carótidus I, cómico personaje que nos recordará quizás a esa grotesca y presuntuosa raíz de mandrágora que cobra vida en el delicioso cuento fantástico de Achim von Arnim, Isabela de Egipto (1812, en Valdemar).
Esta monumental edición de «Bibliotheca Avrea» (1632 págs.) cuenta con las traducciones de Celia Lupiani, Rafael Lupiani y Julio Sierra, y ha estado al cuidado de Emilio Pascual, que ha revisado textos, completado notas y redactado un nuevo y amplio estudio preliminar. Aunque esta edición de Cátedra supone un avance en la difusión del escritor alemán en nuestra lengua, es una pena que aún queden textos de interés sin traducir, como algunos de sus últimos cuentos (Los bandidos, Los misterios, Haimatochara, Los errores…), o incluso novelas de mayor envergadura: La princesa Brambilla, El pequeño Zacarías o Maese Pulga.
Reseña de Manuel Fernández Labrada