No deja de ser poco más que una simple curiosidad -aunque encantadora- la aparición de este simpático librito de Alexander Calder (1898-1976), Dibujando animales, publicado por primera vez en 1926, y ahora ofrecido a los lectores españoles por la editorial barcelonesa Elba en la traducción de Clara Pastor. Encaminado a ofrecer unos consejos básicos sobre el difícil arte de pintar animales del natural, el texto aparece dividido en diferentes capítulos, según el animal en cuestión (gatos, pájaros, caballos, vacas…), y viene acompañado de un centenar largo de dibujos del propio autor, que desde temprana edad mostró un especial interés por el reino animal. No obstante la pertinencia de algunos consejos de Calder («Cuando dibujamos un animal debemos tener la sensación de que está haciendo algo, por más simple que sea la acción»), Dibujando animales es un libro más para hojear que para leer, para disfrutar observando la sencillez y gracia de los dibujos, la maestría del artista para expresar, con tan solo unos pocos trazos, la individualidad de cada especie. Escrito muchos años antes del desarrollo de sus famosas esculturas móviles, los dibujos de Calder que nos ofrece este libro tienen el interés añadido de mostrarnos en embrión lo que serán sus posteriores esculturas en madera, bronce y alambre.

Vaca, escultura de Calder en madera, 1928