Las razones de Georgina, de Henry James

No deja de ser motivo de celebración el que todavía existan textos de Henry James inéditos en castellano, y que un azar benévolo nos permita encontrarlos, cuando menos lo esperamos, en los estantes de nuestras librerías. Es tan extensa la obra del norteamericano, que por delante queda, además, la feliz certeza de que vendrán más… Al igual que otras editoriales de nuestro país, Navona ha sabido explotar con inteligencia esta feliz circunstancia, sacando a la luz, en los últimos años, algunas novelitas de notable interés, como Historia de una obra maestra, Compañeros de viaje, Adina, La confesión de Guest, o esta otra de la que ahora nos ocuparemos, Las razones de Georgina (1884), traducida por Pilar Lafuente y prologada por Jorge Ordaz.

Como no es raro en la novelística de James, Las razones de Georgina cuenta también con una doble ambientación geográfica, repartida su trama entre el nuevo y el viejo mundo: Nueva York y Nápoles. Sin embargo, y a diferencia de otras novelas que se complacen en contraponer las diferentes idiosincrasias imperantes a ambos lados del Atlántico, en Las razones de Georgina el foco sólo apunta a los compatriotas del autor. Si es también habitual en James el oponer con ventaja la mujer norteamericana a la europea -por su mayor independencia de criterio, espontaneidad y ausencia de doblez-, en el caso presente su pregonada superioridad degenera hasta convertirse en defecto. Dicho de otra manera, la voluntariosa e indomable protagonista de la novela, Georgina, peca por exceso, adentrándose sin vacilar en el pantanoso terreno del delito y la imprudencia criminal.

Las razones de Georgina es sobre todo una novela de mujeres, en la que se nos ofrece un abanico de damas de muy diverso carácter, todas norteamericanas. La protagonista, Georgina Gressie, es, desde luego, un caso aparte, cuyo difícil desciframiento se lo dejaremos al lector. Cuando la madura Mrs. Portico, su mejor amiga y confidente, llegue a conocerla, se alegrará de no haber tenido una hija… Las hermanas Theory, Mildred y Kate, son la otra cara de la moneda, el modelo positivo. Su personalidad también contrasta con la de su cuñada, la superficial miss Agnes, que acaba de casarse con Percival Theory y pasea por Europa, sin ningún complejo, su talante provinciano de nueva rica. De las dos hermanas Theory, sin embargo, Mildred está enferma de tisis, y Kate, carente de recursos, parece condenada a no tener una existencia propia (“cuidaba de los niños de los demás mientras sus padres asistían a convenciones contra la esclavitud”). Los personajes masculinos se reducen propiamente a Raymond Benyon, el protagonista, un doloroso ejemplo de cómo la bondad y la integridad pueden conducir al más absoluto desastre si no se atemperan con algo de prudencia y decisión. No deja de ser irónica la afirmación del narrador cuando asegura que “Benyon se percató con facilidad de que la vida iba a presionarla duramente [a Kate] a menos que alguien interviniera”. Pero si algo caracteriza a Benyon es precisamente su escasa habilidad para intervenir. Los restantes personajes masculinos son pálidas sombras que sólo aparecen en escena en virtud de sus mujeres, a las que ignoran o desconocen: Percival Theory se muestra tan inmune a la vulgaridad de su nueva esposa, Agnes, como William Roy a la maldad de la suya, Georgina. ¡Para sufrir es necesario tener alma!

Henry James, que por aquel entonces debía tener ya firmemente asumida su vocación de célibe, parece complacerse en la dificultad de lograr uniones armónicas y felices: La única pareja que merece la pena en la novela, la formada por Raymond y Kate, se verá condenada a ese limbo de las relaciones que nunca se consuman. En fin, las razones de Georgina –que se nos escapan, si no son las del más puro y necio egoísmo– bien pueden ser las razones del autor para abominar de las mujeres y de sus peligrosos lazos. En cualquier caso, una doble moraleja sí parece evidente: que la virtud rara vez recibe su recompensa, y que la debilidad es un pecado que siempre se paga.

Acerca de Manuel Fernández Labrada

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3 respuestas a Las razones de Georgina, de Henry James

  1. Isabel dijo:

    Muchas gracias por la mención! Celebramos que te gustara.

  2. También me gustaron mucho las novelas aparecidas con anterioridad, como Adina o La confesión de Guest. Espero que sigáis sacando a la luz más títulos de Henry James…

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